Entrevista Taniguchi. Parte I
La obra de Jiro Taniguchi, dibujante único, inclasificable en el seno del comic japonés, es imposible de aprehenderla en su totalidad en Francia, con las únicas publicaciones de El caminante y Perro blanco. Lo que define en primer lugar su maestría, y le da un estatus único en el mundo del manga, es su diversidad.
La mayoría de los dibujantes en encuentran de entrada condenados a hacer toda su carrera dentro del género exacto que les ha dado a conocer, Taniguchi multiplica las experiencias y revisita de paso un gran número de registro clásicos del manga. Si sus primeras creaciones meten ya en escena la confrontación entre el hombre y la naturaleza, concediendo un lugar central a los animales salvajes, actúa igualmente en los géneros policíacos (numerosos títulos como hard boiled en colaboración con Natsuo Sekikawa), y de ciencia-ficción (los dos volúmenes de Chikyû hyôkai jiki/ Crónica del deshielo terrestre, del 89 al 92), se lanza a la adaptación de novelas históricas (Kaze no shô en 1992) y la epopeya deportiva (la vide de los alpinistas al asalto de grandes cumbres en K en 1987, el boxeo con Ao no senshi, Live odyssey...), se consagra durante diez años a un monumental panorama de la literatura japonesa moderna naciente (la serie en cinco volúmenes de Botchan no jidai/ la época de Botchan).
Consecuencia de esta copiosa diversidad temática, sus colaboraciones extremadamente abundantes le hacen codearse con los más variados guionistas y autores originales. Pero además, frente a los dibujantes que colaboran con un guionista y se limitan sistemáticamente al aspecto gráfico de las obras, publica en solitario numerosas obras, que son las más personales.
Los trabajos de Taniguchi se organizan según una jerarquía que va de productos de encargo, gekiga básicos como les Samurai non grata, Enemigo, Rude boy o Knuckle wars, hasta sus obras más acabadas. De la misma manera, sus creaciones van desde relatos breves (ha publicado un gran número de recopilaciones de historias cortas desde su debut) a los ciclos más imponentes.
Entre sus obras más destacadas, citamos Chichi no koyomï (el almanaque de mi padre), con un carácter biográfico encuadrada en su pueblo natal Tottori. A la muerte de su padre, el personaje principal recupera su provincia natal y reencuentra un pasado largo tiempo enterrado, del que poco a poco va a comprender su sentido. Este relato en doce capítulos, prepublicado desde abril a octubre de 1994 en la revista bimensual Big Comic de Ediciones Shôgakukan, tiene la misma vena intimista que el caminante.
Inu o kau, cuenta con el mismo registro gráfico y narrativo el último año de vida de un perro, esta marcada por la cadencia de la vida que se difumina lentamente, y reposa en la experiencia más personal del autor. El relato premiado en 1992 con el premio especial del jurado de la 37 edición del Gran Premio de comic de Ediciones Shôgakukan, continuará aún algunos capítulos más.
El trazo de Taniguchi cambia según las obras y los géneros que explora. En su último volumen aparecido, Kodoku no gurume (El gourmet solitario), pone en escena las tribulaciones gastronómicas de un único personaje, que prueba un plato concreto en un restaurante diferente en cada capítulo...
La última característica de este autor cada vez más sorprendente, el número impresionante de editoriales que le han publicado o le publican actualmente se cuenta por decenas al punto que puede afirmar que solo un o dos editores se le resisten todavía... En este momento, continua la publicación de Icare en Morning, el semanario de Kôdansha, acaba de publicar un relato en el número de año nuevo de la revista de la competencia Big Comic de ediciones Shôgakukan.
(Lindispensable n° 0 Febrero de 1998)
Jirô Taniguchi: Nací en 1947 en Tottori. Los mangas siempre me han interesado. De niño, dibujaba personajes y los copiaba de los modelos que encontraba en las revistas de comic japonés... En 1962, la aparición de los kashihon-ya gekiga [1], que acaban convirtiéndose en los seinen manga [2], fue para mi un verdadero evento. Fui marcado por el realismo de los dibujos y las expresiones. Todos sus relatos estaban tratados de manera novedosa. Tenía 15 o 16 años en ese momento, y estaba ya muy influenciado por autores como Takao Saitô o Hiroshi Hirata...
Al acabar mis estudios, comencé a trabajar. Pero la vida de asalariado no me entusiasmaba y terminé por dimitir para ir a Tokio y trabajar como asistente de un mangaka [3] de nombre Kyûta Ishikawa. Trabajé 6 años con él, en los que aprendí todas las técnicas de mi futura profesión. Me independicé en 1972, y así sigo.
LIndispensable: Tiene asistentes a su alrededor?
J.T.: Poseo efectivamente un estudio y trabajo generalmente rodeado de tres asistentes...
I.: El manga no parece sujeto a la existencia de escuelas o de estilos gráficos, como conocemos en el comic europeos.
J.T.: Es cierto que las diferencias de estilo no son tan marcadas, y muchos dibujantes se parecen. Es una pena que muchos autores se contenten con seguir la corriente y la moda, su ambición se limita a imitar los mangas que han tenido un gran éxito comercial. Desde luego, estos estilos de dibujo responden a lo que esperan los lectores, pero no creo en esta vía, todavía es posible para nosotros progresar, hacer evolucionar nuestro propio sistema de expresión.
I.: El acto de dibujar es para Ud. algo natural o una forma de autodisciplina?
J.T.: Como ya he dicho, los mangas me interesan desde mi infancia. He leído muchos y he dibujado muchos también. Adquirí la base mientras era asistente, y hoy solo me queda practicar para completar mi aprendizaje. Reflexiono mucho antes de dibujar. Pienso que la expresión del manga se sitúa entre el cine y la novela. Por lo que, si quieres crear un manga que sea personal, a largo plazo, hay que saber que será muy difícil, a menos que aprendas de todo ello y lo adaptes.
I.: Tiene tabúes gráficos?
J.T.: De momento no, si bien es cierto que en Japón algunas leyes municipales prohíben la representación de sexos durante el acto sexual. Es por eso que me esfuerzo por emplear medios de representación que estimulen la imaginación de los lectores, y no me siento, así, jamás limitado.
I.: Su primer manga publicado en Francia es El caminante. En él encontramos ese sentimiento de fragilidad de las cosas -el « mono noawaresi » del que gusta Yasunari Kawabata. Este autor ha influenciado en su trabajo?
J.T.: Efectivamente he leído libros de Kawabata cuando estaba en el instituto, pero está un poco lejos y no me acuerdo mucho de ello. Sin duda que inconscientemente estoy incluido por esta literatura japonesa que he leído desde mi infancia. En cualquier caso, no he tenido la intención de trasponer las particularidades de la expresión literaria a mis obras. Estoy más interesado por buscar nuevas posibilidades adecuadas a los manga.
I.: El ritmo narrativo de El caminante evoca igualmente respetuosamente - al de la obra de Ozu...
J.T.: Admito haber tenido presentes las películas de este cineasta cuando me preparaba para dibujar esta obra, quería introducir el ambiente de sus películas con mis imágenes. Me he preguntado si, en alguna parte en la vida trepidante y cotidiana de Japón, existe algo precioso que nos haga escapar o que no haga olvidar. Y me he puesto a andar lentamente en su búsqueda... es así como ha nacido El caminante.
Esto no aparece en el relato, pero cuando he creado al personaje, le he imaginado con un empleo en un estudio de arquitectura. Finalmente he ocultado su cotidianidad de asalariado para mostrar solo sus momentos de reposo, de descanso, su vida fuera del trabajo y del estrés. Quería crear una persona calmada, positiva y a quien la soledad no le altere. Un día de vacaciones, se para al borde del camino para mirar una piedra cualquiera, que encuentra bonita o interesante. El tiempo se desliza lentamente a su alrededor...
Buscaba reemplazar la vida del hombre moderno en la corriente de la naturaleza. Igualmente intento expresar sensaciones simples como bonito o agradable no en los propósitos de los personajes, sino a través de los dibujos en si mismos. Creo que con El caminante aumento mis propias posibilidades de expresión en el dominio del manga. Es mi primera obra experimental.
I.: Se inspira para ello en un modelo existente?
J.T.: No hay un modelo preciso. Pero es probable que los personajes se apoyen en mis propios sueños, mis esperanzas... El barrio donde vive existe realmente. He efectuado numerosas localizaciones para sus historias.
I.: La sociedad japonesa la imagen que tenemos de ella esta fundada sobre las nociones del grupo y de la familia. La pareja de El caminante parece aislada socialmente...
J.T.: En el Japón actual sobretodo en la ciudad hay cada vez más familias nucleares. Las familias de tres generaciones que cohabitan sobre un mismo techo, como antes, ya no son frecuentes. Los japoneses están influenciados sin duda por el pensamiento occidental y el individualismo que conlleva. Por ejemplo: existe hoy un número creciente de parejas jóvenes sin hijos. No parto de un juicio personal sobre este tipo de sociedad, pero quizás sería bueno precisar que la mujer del caminante no es un caso aparte. No he contado la historia de una familia marginal en el seno de la sociedad japonesa. Es una situación corriente, que no podemos ignorar si queremos describir con justicia el Japón contemporáneo.
Pero es cierto que este manga solo describe una parte de la vida cotidiana, es un eje narrativo. Algunos críticos lo han juzgado como demasiado sentimental, otros han dicho que la historia era inexistente...Es esto precisamente lo que yo buscaba: respecto a estos aspectos de mi narración, quería crear un libro que no se hubiese hecho antes.
I.: Celebra la belleza de la simplicidad, del instante, un respeto casi ceremonioso de la vida...
J.T.: Soy budista y me interesa especialmente uno de los principios enseñados por Buda que se llama mikkyô [4]. Esta doctrina propone una visión profunda del universo. Pone en evidencia la influencia de los deseos sobre el hombre y nos enseña que lo importante para guiar a buen puerto nuestra existencia, reside en el principio esencial de la virtud
I.: Planea realizar otros manga con el mismo personaje?
J.T.: Me gustaría hacerlo, pero no tengo ningún proyecto de momento.
[1]«kashihon-ya gekiga» : El alquiler de libros, que designa el término «kashihon», fue durante siglos el principal modo de acceso de los japoneses a la lectura, y la existencia de «kashihon-ya», los alquiladores de libros ambulantes, no ha cesado hasta hace apenas unas decenas de años. El término genérico «gekiga», aparece en los años 60, designa un género «realista» de manga con gran empuje, el «jidai-geki» las historias de yakuza contemporáneas. Estos mangas, desnudos de todo carácter cómico, atraen a un público adulto y principalmente masculino. Con la importancia creciente que toma este registro en el curso de los años el uso del término a tendido a generalizarse, hasta convertirse en algunos casos en sinónimo del término manga.
[2] «Seinen manga» : manga para adolescentes, que podemos oponer al «shôjo manga» para chicos, y al «Ladys comtes» para chicas.
[3] «Mangaka» : dibujante de manga.
[4] «Mikkyô» : doctrina del gran vehículo relevada por el budismo esotérico.
Continuará según vaya acabando la traducción.
Extraído de Entretiens
La mayoría de los dibujantes en encuentran de entrada condenados a hacer toda su carrera dentro del género exacto que les ha dado a conocer, Taniguchi multiplica las experiencias y revisita de paso un gran número de registro clásicos del manga. Si sus primeras creaciones meten ya en escena la confrontación entre el hombre y la naturaleza, concediendo un lugar central a los animales salvajes, actúa igualmente en los géneros policíacos (numerosos títulos como hard boiled en colaboración con Natsuo Sekikawa), y de ciencia-ficción (los dos volúmenes de Chikyû hyôkai jiki/ Crónica del deshielo terrestre, del 89 al 92), se lanza a la adaptación de novelas históricas (Kaze no shô en 1992) y la epopeya deportiva (la vide de los alpinistas al asalto de grandes cumbres en K en 1987, el boxeo con Ao no senshi, Live odyssey...), se consagra durante diez años a un monumental panorama de la literatura japonesa moderna naciente (la serie en cinco volúmenes de Botchan no jidai/ la época de Botchan).
Consecuencia de esta copiosa diversidad temática, sus colaboraciones extremadamente abundantes le hacen codearse con los más variados guionistas y autores originales. Pero además, frente a los dibujantes que colaboran con un guionista y se limitan sistemáticamente al aspecto gráfico de las obras, publica en solitario numerosas obras, que son las más personales.
Los trabajos de Taniguchi se organizan según una jerarquía que va de productos de encargo, gekiga básicos como les Samurai non grata, Enemigo, Rude boy o Knuckle wars, hasta sus obras más acabadas. De la misma manera, sus creaciones van desde relatos breves (ha publicado un gran número de recopilaciones de historias cortas desde su debut) a los ciclos más imponentes.
Entre sus obras más destacadas, citamos Chichi no koyomï (el almanaque de mi padre), con un carácter biográfico encuadrada en su pueblo natal Tottori. A la muerte de su padre, el personaje principal recupera su provincia natal y reencuentra un pasado largo tiempo enterrado, del que poco a poco va a comprender su sentido. Este relato en doce capítulos, prepublicado desde abril a octubre de 1994 en la revista bimensual Big Comic de Ediciones Shôgakukan, tiene la misma vena intimista que el caminante.
Inu o kau, cuenta con el mismo registro gráfico y narrativo el último año de vida de un perro, esta marcada por la cadencia de la vida que se difumina lentamente, y reposa en la experiencia más personal del autor. El relato premiado en 1992 con el premio especial del jurado de la 37 edición del Gran Premio de comic de Ediciones Shôgakukan, continuará aún algunos capítulos más.
El trazo de Taniguchi cambia según las obras y los géneros que explora. En su último volumen aparecido, Kodoku no gurume (El gourmet solitario), pone en escena las tribulaciones gastronómicas de un único personaje, que prueba un plato concreto en un restaurante diferente en cada capítulo...
La última característica de este autor cada vez más sorprendente, el número impresionante de editoriales que le han publicado o le publican actualmente se cuenta por decenas al punto que puede afirmar que solo un o dos editores se le resisten todavía... En este momento, continua la publicación de Icare en Morning, el semanario de Kôdansha, acaba de publicar un relato en el número de año nuevo de la revista de la competencia Big Comic de ediciones Shôgakukan.
(Lindispensable n° 0 Febrero de 1998)
Jirô Taniguchi: Nací en 1947 en Tottori. Los mangas siempre me han interesado. De niño, dibujaba personajes y los copiaba de los modelos que encontraba en las revistas de comic japonés... En 1962, la aparición de los kashihon-ya gekiga [1], que acaban convirtiéndose en los seinen manga [2], fue para mi un verdadero evento. Fui marcado por el realismo de los dibujos y las expresiones. Todos sus relatos estaban tratados de manera novedosa. Tenía 15 o 16 años en ese momento, y estaba ya muy influenciado por autores como Takao Saitô o Hiroshi Hirata...
Al acabar mis estudios, comencé a trabajar. Pero la vida de asalariado no me entusiasmaba y terminé por dimitir para ir a Tokio y trabajar como asistente de un mangaka [3] de nombre Kyûta Ishikawa. Trabajé 6 años con él, en los que aprendí todas las técnicas de mi futura profesión. Me independicé en 1972, y así sigo.
LIndispensable: Tiene asistentes a su alrededor?
J.T.: Poseo efectivamente un estudio y trabajo generalmente rodeado de tres asistentes...
I.: El manga no parece sujeto a la existencia de escuelas o de estilos gráficos, como conocemos en el comic europeos.
J.T.: Es cierto que las diferencias de estilo no son tan marcadas, y muchos dibujantes se parecen. Es una pena que muchos autores se contenten con seguir la corriente y la moda, su ambición se limita a imitar los mangas que han tenido un gran éxito comercial. Desde luego, estos estilos de dibujo responden a lo que esperan los lectores, pero no creo en esta vía, todavía es posible para nosotros progresar, hacer evolucionar nuestro propio sistema de expresión.
I.: El acto de dibujar es para Ud. algo natural o una forma de autodisciplina?
J.T.: Como ya he dicho, los mangas me interesan desde mi infancia. He leído muchos y he dibujado muchos también. Adquirí la base mientras era asistente, y hoy solo me queda practicar para completar mi aprendizaje. Reflexiono mucho antes de dibujar. Pienso que la expresión del manga se sitúa entre el cine y la novela. Por lo que, si quieres crear un manga que sea personal, a largo plazo, hay que saber que será muy difícil, a menos que aprendas de todo ello y lo adaptes.
I.: Tiene tabúes gráficos?
J.T.: De momento no, si bien es cierto que en Japón algunas leyes municipales prohíben la representación de sexos durante el acto sexual. Es por eso que me esfuerzo por emplear medios de representación que estimulen la imaginación de los lectores, y no me siento, así, jamás limitado.
I.: Su primer manga publicado en Francia es El caminante. En él encontramos ese sentimiento de fragilidad de las cosas -el « mono noawaresi » del que gusta Yasunari Kawabata. Este autor ha influenciado en su trabajo?
J.T.: Efectivamente he leído libros de Kawabata cuando estaba en el instituto, pero está un poco lejos y no me acuerdo mucho de ello. Sin duda que inconscientemente estoy incluido por esta literatura japonesa que he leído desde mi infancia. En cualquier caso, no he tenido la intención de trasponer las particularidades de la expresión literaria a mis obras. Estoy más interesado por buscar nuevas posibilidades adecuadas a los manga.
I.: El ritmo narrativo de El caminante evoca igualmente respetuosamente - al de la obra de Ozu...
J.T.: Admito haber tenido presentes las películas de este cineasta cuando me preparaba para dibujar esta obra, quería introducir el ambiente de sus películas con mis imágenes. Me he preguntado si, en alguna parte en la vida trepidante y cotidiana de Japón, existe algo precioso que nos haga escapar o que no haga olvidar. Y me he puesto a andar lentamente en su búsqueda... es así como ha nacido El caminante.
Esto no aparece en el relato, pero cuando he creado al personaje, le he imaginado con un empleo en un estudio de arquitectura. Finalmente he ocultado su cotidianidad de asalariado para mostrar solo sus momentos de reposo, de descanso, su vida fuera del trabajo y del estrés. Quería crear una persona calmada, positiva y a quien la soledad no le altere. Un día de vacaciones, se para al borde del camino para mirar una piedra cualquiera, que encuentra bonita o interesante. El tiempo se desliza lentamente a su alrededor...
Buscaba reemplazar la vida del hombre moderno en la corriente de la naturaleza. Igualmente intento expresar sensaciones simples como bonito o agradable no en los propósitos de los personajes, sino a través de los dibujos en si mismos. Creo que con El caminante aumento mis propias posibilidades de expresión en el dominio del manga. Es mi primera obra experimental.
I.: Se inspira para ello en un modelo existente?
J.T.: No hay un modelo preciso. Pero es probable que los personajes se apoyen en mis propios sueños, mis esperanzas... El barrio donde vive existe realmente. He efectuado numerosas localizaciones para sus historias.
I.: La sociedad japonesa la imagen que tenemos de ella esta fundada sobre las nociones del grupo y de la familia. La pareja de El caminante parece aislada socialmente...
J.T.: En el Japón actual sobretodo en la ciudad hay cada vez más familias nucleares. Las familias de tres generaciones que cohabitan sobre un mismo techo, como antes, ya no son frecuentes. Los japoneses están influenciados sin duda por el pensamiento occidental y el individualismo que conlleva. Por ejemplo: existe hoy un número creciente de parejas jóvenes sin hijos. No parto de un juicio personal sobre este tipo de sociedad, pero quizás sería bueno precisar que la mujer del caminante no es un caso aparte. No he contado la historia de una familia marginal en el seno de la sociedad japonesa. Es una situación corriente, que no podemos ignorar si queremos describir con justicia el Japón contemporáneo.
Pero es cierto que este manga solo describe una parte de la vida cotidiana, es un eje narrativo. Algunos críticos lo han juzgado como demasiado sentimental, otros han dicho que la historia era inexistente...Es esto precisamente lo que yo buscaba: respecto a estos aspectos de mi narración, quería crear un libro que no se hubiese hecho antes.
I.: Celebra la belleza de la simplicidad, del instante, un respeto casi ceremonioso de la vida...
J.T.: Soy budista y me interesa especialmente uno de los principios enseñados por Buda que se llama mikkyô [4]. Esta doctrina propone una visión profunda del universo. Pone en evidencia la influencia de los deseos sobre el hombre y nos enseña que lo importante para guiar a buen puerto nuestra existencia, reside en el principio esencial de la virtud
I.: Planea realizar otros manga con el mismo personaje?
J.T.: Me gustaría hacerlo, pero no tengo ningún proyecto de momento.
[1]«kashihon-ya gekiga» : El alquiler de libros, que designa el término «kashihon», fue durante siglos el principal modo de acceso de los japoneses a la lectura, y la existencia de «kashihon-ya», los alquiladores de libros ambulantes, no ha cesado hasta hace apenas unas decenas de años. El término genérico «gekiga», aparece en los años 60, designa un género «realista» de manga con gran empuje, el «jidai-geki» las historias de yakuza contemporáneas. Estos mangas, desnudos de todo carácter cómico, atraen a un público adulto y principalmente masculino. Con la importancia creciente que toma este registro en el curso de los años el uso del término a tendido a generalizarse, hasta convertirse en algunos casos en sinónimo del término manga.
[2] «Seinen manga» : manga para adolescentes, que podemos oponer al «shôjo manga» para chicos, y al «Ladys comtes» para chicas.
[3] «Mangaka» : dibujante de manga.
[4] «Mikkyô» : doctrina del gran vehículo relevada por el budismo esotérico.
Continuará según vaya acabando la traducción.
Extraído de Entretiens
0 comentarios